Por: Isamar Anzalotta Hernández*
Iba con movida como siempre,
altiva de ver imágenes en los charcos
charcos de oro con reflejos
iba como siempre con la prisa
de escalar montañas
y mi obsesión tan gris
de la cuerda en hilo
¿por qué iba a quebrarme en el camino?
si siempre dije luciérnagas por nombre
apostando a que una piedra
me salvara,
de la caída interminable de mi nombre
de mi orquídea tornasol
¿Quién fundó la torre eterna
con sus escaleras de voces cantando
y los soportes casi en agujeros
repetida de cabezas temblando,
y la noche detrás
del cuerpo anunciada?
pistola de la luna que te ciega
iba a ponerle fin a mis deseos
pero el deseo penetró en mis agallas,
heridas abiertas a su libido
y lanzó en su carga
un tatuaje de culpas por la carne.
* Puertorriqueña natural de Trujillo Alto. Artista, Poeta y Gestora Cultural. Ha publicado tres libros de poesía, estos son: XXX Poemas de Amor (2014), El camino del viento (2017) y La puerta al infinito (2020). Actualmente es estudiante de maestría y realiza labor cultural como parte de su trabajo, también se dedica a producir sus libros de manera artesanal. Es militante y lucha por la soberanía de Puerto Rico todos los días y así será hasta lograrlo.